domingo, 16 de julio de 2006

LA FAMILIA, A LA LUZ DE MARÍA

Al celebrarse el próximo mes de julio el V Congreso Internacional de la Familia en Valencia, con la presencia del Papa Benedicto XVI, es oportuno hacer alguna consideración de lo que significa la Familia, institución básica, pero tocada actualmente de una profunda crisis, que afecta a toda la sociedad.

La familia es un factor tan importante y básico en la sociedad y en la propia Iglesia, que por su misión central y decisiva hay que protegerla, ayudarla y defenderla, pues está en juego el futuro de la humanidad, ya que de ella dependen los valores esenciales de las personas.

La familia es la primera escuela de formación moral, religiosa y de transmisión de los valores más queridos, para aquellos que son amados por si mismos, por lo que son y no por lo que tienen.
En la actualidad hay ideas confusas sobre lo que es el matrimonio; es imprescindible que conozca el mundo la vélelas de la que significa un matrimonio que se aman, se perdonan y acogen a los hijos como un don, no como una carga.

Cuando los padres toman conciencia de si mismos, entones la familia es un lugar ideal para que los hijos abran sus ojos a una vida digna, en donde encontrarán apoyo para crecer, para caminar y descubrir el amor, la ternura y no caer bajo los impulsos de los instintos, o en un mundo cada vez más vacío y envuelto en la nada.

La mayor parte de las personas han cifrado su felicidad en el bienestar y no en la verdadera felicidad que proporciona el hacer que nuestra vida esté en sintonía con el proyecto que Dios tiene de nosotros.

El amor es una palabra falsificada y manipulada muchas veces por el medio ambiente dominante. Recuperar su sentido verdadero es reconocer que el amor es entrega, donación, compromiso, buscar el bien del otro, pues no hay amor sin sacrificio.
La gran crisis de la persona repercute en la familia. Generalmente en la adolescencia y en la juventud falta solidez, equilibrio para compartir la vida con otra persona, están muy infantilizados, han perdido el pudor, no se valora la persona en si, sino por su modo de vestir, hablar, modas, etc. Moralmente se ha llegado a la conclusión de que todo está bien, no hay nada malo, no pasa nada, y una de las cosas más importantes en la vida, como es el matrimonio, se banaliza y es tratado superficialmente.

Ante este fenómeno ambiental y cultura, los padres están abrumados y siente la tentación de decantar su misión de educar a los diversos colegios, cosa que no deben delegar, pues es tarea y responsabilidad de ellos. Es verdad que tienen que ir contra corriente, al cultivar para ellos el gusto por lo bello, lo noble, lo verdadero, pues la cultura dominante tiende a sofocar las realidades sublimes y el aprecio por lo espiritual, pero esa es su más alta y noble vocación y misión.

La Familia de Nazaret fue muy distinta a la del mundo presente, aunque no le faltaron dificultades, pero tuvieron las virtudes humanas de convivencia que San Pablo enumera: bondad, humildad, dulzura, comprensión, perdón y por encima de todo esto el amor, y en esto si que siguen siendo modelo válido. Ella nos enseña a vivir como lo que realmente somos, como verdaderos hermanos; nos compromete a tratar a todos con respeto y amor a los que como iguales tenemos un mismo destino y misión. Con Ella caminamos en el empeño y tarea de hacer de la Iglesia y de la familia una casa y una escuela de comunión.

La Hermandad de Nuestra Sra. del Carmen tiene una gran responsabilidad en medio de este mundo. Vosotros disponéis de cuatro medios fundamentales: el culto externo, el culto interno, la caridad y la formación de sus miembros.

¿Cómo realizamos cada una de estas cuatro actividades? ¿Cómo cada miembro contribuye ay coopera a que sean mejores y más fructíferos los cultos, las obras de caridad y las reuniones formativas que contribuyan a hacer una auténtica familia y un mundo más cristiano?.

En el corazón del mes de julio celebramos la festividad de Nuestra Sra. del Carmen, donde Jesús halló su digna morada, eligiendo la Familia de Nazaret para habitar entre los humanos. Que Ella sea signo y modelo de todas y cada una de nuestras familias.

D. Manuel Navarro Ponce
Consiliario de la Hermandad