domingo, 16 de julio de 2006

ESTRELLA DE MIS MAÑANAS

Hace ya dos años que ocurrió, y aún no se explicar lo que sentí esa mañana de mayo cuando histérico por pisar de nuevo arenas rocieras, entré en un taller de una estrecha calle de Sevilla, y tras una nube de incienso apareció la Imagen de la Virgen del Carmen, hasta ese momento era esa Imagen para mi un poco desconocida e insignificante, pero sentí, que de las 20 personas que habían en el interior del taller, Ella y su Hijo sólo me miraron a mí, ambos me sonrieron y enseguida me incorporé con el resto de sus hermanos para rezarle el Ángelus, entonces comprendí que la mañana no era tan perfecta como pensaba, hasta que me encontré con Ella, increíblemente se subió con nosotros en el autocar y se vino para mi ciudad, que también era la suya, eso lo hizo para que no sólo fuese la Estrella de la mañana de ese 8 de mayo, sino para Ella fuese la Estrella de todas las mañanas de mi vida, abriéndome las puertas de su Hermandad, como si me hubiese abierto las puertas de su casa de Nazaret si yo la hubiese llamado hace 2.000 años. Todo esto lo cuento y lo siento si olvidarme de esa Blanca Paloma que quiso que me encontrarse con Ella también ese 8 de mayo, por segunda vez, y que todos los días desde su Ermita en la Marisma da sentido a mi vida.

Este artículo se lo dedico a Francisco y a Carmen, que ya han pasado de este valle de lágrimas para vivir en el eterno 16 de Julio.

José Antonio Esteban Rodríguez
Hermano de la Hermandad